Nunca es tarde para empezar, reza un dicho popular, este es el caso del abogado Luis Midence, quien a los 29 años de edad laboraba en el taller de carpintería de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) mientras cursaba el sexto grado, después pasó al puesto de vigilante, posteriormente a conserje, y hoy es el director en juicio en el Consultorio Jurídico Gratuito (CJG).
Seguramente muchos han escuchado historias de superación, quizá algunas más espectaculares que otras, pero la del abogado Midence es una que no te puedes perder.
Su historia de vida es sencillamente envidiable, su entereza y deseo de superación lo llevaron a ocupar una silla en el Consultorio Jurídico Gratuito (CJG) de la UNAH como director y asesor en juicio, después de que años atrás construía sillas para que otros se sentaran.
Así comienza su vida relatada cronológicamente: “Tuve la oportunidad de llegar a la UNAH el 1 de julio de 1987, como cualquier persona interesada en tener un empleo, en la carpintería de la Máxima Casa de Estudios, como asistente de carpintería; a los meses hubo la necesidad en la institución para fortalecer la vigilancia interna y como yo estaba joven me vieron habilidades para el puesto”.
“Seguidamente me ofrecieron el puesto que me motivó y me nombraron como empleado de la UNAH en Seguridad Interna, tenía la edad de 24 años, estuve como seis años de vigilante, pero el año 1993 es la fecha que no se me olvida porque empecé a sentir la necesidad de superarme debido a que nos ponían a llenar formatos y nos hacían preguntas que en aquel tiempo yo no tenía el alcance académico para responderlas y que para ese tiempo yo era una persona de cuarto grado”.
Según el abogado, él se definía en ese tiempo como un analfabeto, luego soñó en resolver esa pequeña frustración y pensó ir a la escuela, pero con una idea muy limitada ya que lo único que quería era cursar su sexto grado para tener su diploma por si la institución requería de un certificado, además que deseaba escribir, leer y contabilizar.
Escolaridad
“Lo hice a la edad de 29 años de edad, saqué el sexto grado, ese día sucedió algo bonito y quiero compartirlo, porque esa noche fue trascendental en mi vida, empezó el acto y recuerdo que mi profesora Gladys tomó el micrófono y dijo: ‘quiero llamar al mejor alumno de la promoción’ eso no me lo esperaba -sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quiebra- prosigue, me llamó por mi nombre y me dijo: ‘Luis, estudie, siga adelante’. Salí con honores, con las mejores notas en la Escuela Álvaro Contreras de la entrada de la colonia El Chile”.
Colegio
Expresó que la invitación de la maestra a superarse le caló, llegó enero del año 1995 y se acordó de las palabras de su mentora, por lo que tomó la decisión de matricularse en el Instituto Hibueras, en la sección nocturna, y empezó sus estudios secundarios, culminando el año, lo pasó con mucho éxito, para esa fecha ya tenía 30 años de edad.
“En ese momento me di cuenta que tenía habilidades y solo era empeñarse en la vida para obtener los logros, en ese entonces laboraba como vigilante de la UNAH y mi horario de salida era a las 7:00 de la noche, lo cual había expuesto a mi jefe inmediato para que me diera permiso para poder irme una hora antes porque las clases en mi colegio empezaban a las siete. Ya para terminar el año, se me acercó el supervisor y me dijo: ‘Mirá, Luis, te quiero decir que ya no podemos seguirte ayudando con la hora, mirá cómo resolvés tu situación o cumplís con tu trabajo”.
Para Midence fue un golpe duro ya que la ambición de seguir adelante se había apoderado de él, por eso el siguiente año cambió de turno y una amiga le dijo que existía un programa de educación a distancia en el Instituto Central Vicente Cáceres, se matriculó los sábados y domingos y culminó el segundo y tercer curso, para ese entonces tenía 33 años.
Recuerda que en ese programa no había carrera, pero las palabras de la profesora Gladys todavía estaban vigentes, por lo que se matriculó en el Instituto INTAE, graduándose en el año 2000 a los 36 años de edad como Perito Mercantil y Contador Público. Los actos fueron en el auditorio Juan Lindo de la UNAH.
Sentirse en la UNAH fue maravilloso, porque él se sentía parte de la institución ya que laboraba como vigilante. Pensó en el momento buscar un puesto mayor en la Alma Máter como contador o asistente, pero no se le cruzó por la mente estudiar Derecho.
El poder de un titular de periódico
“Dios es maravilloso, me puso gente que me hizo ver las cosas de otra manera, en enero de 2001 tuve la oportunidad de ver la portada de un periódico que me hizo cambiar ese pensamiento limitado, el periódico tenía la imagen de un atleta vestido con buzo y chumpa y me llamó mucho la atención otra persona que miraba al atleta, el titular decía: “No te quedes viendo pasar a los triunfadores”, para mí ese mensaje estaba lleno de un gran significado, era para mí, sentí que era de parte del Todopoderoso”.
Voy a probar, dijo el abogado antes de ingresar a las aulas de Derecho, lugar del que siempre estaba cerca físicamente, pero al mismo tiempo inalcansable. Pisar el umbral de un aula fue uno de los pasos más grandes que dio.
El día de su graduación fue muy emocionante, por fin el sueño de un triunfador se hizo realidad, pero todavía seguía siendo un conserje de la Facultad de Química y Farmacia.
Ya siendo profesional del derecho, Midence llegó al Consultorio Jurídico Gratuito (CJG) a buscar a la directora abogada Valeska Paz y le expuso su caso y el motivo de su visita, que era pedir una oportunidad para laborar en esa institución que está al servicio de la población hondureña.
“Ella me dijo: ‘¿Usted cree en Dios? y yo le respondí que sí, luego me dijo que me saliera un momento mientras ella realizaba algunas llamadas a las autoridades, a los 15 minutos entré y me encontré con la grata noticia que estaba contratado y me pidió –la abogada Paz- que me presentara el lunes”.
Desde su puesto como asesor y director en juicio, el abogado Midence busca retribuirle a la sociedad lo que la institución ha hecho por él, todas las semanas va a los diferentes centros penitenciarios y les ayuda a los reclusos que no tienen la oportunidad ni los recursos para pagar un abogado, además de ello su solidaridad no se queda ahí, ya que apoyó a la formación del colegio de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PN-FAS). Además, junto con su equipo de procuradores, les lleva útiles y material educativo.
“A mí me encanta cuando viene alguien a mi oficina esperanzada en que yo o los procuradores que tengo a cargo le podamos ayudar, eso es muy bonito, resolverle a las personas que no tienen cómo pagar un abogado”, dijo el profesional del Derecho.
Según el abogado, esto lo hace porque viene de un mundo de limitantes y porque le apuesta a darle una segunda oportunidad a la gente que ha cometido errores, por lo que pidió a los gobernantes que le pongan más interés a estas personas, que les creen escuelas, talleres, colegios y si es posible una maquila donde puedan prepararse.
Finalmente el abogado Midence aconseja a la juventud que no debe haber limitantes para poder marcar historias en su vida “todavía sigo soñando, y si tuviera la oportunidad de sacar maestría o maestrías las saco”, culminó el abogado Midence.
Esta es la pequeña gran historia de un abogado que tuvo que pasar por varios obstáculos en su vida, empezando por convencerse a sí mismo que no existen barreras de edad, de tiempo ni de cualquier otro tipo cuando existen una meta y un sueño que cumplir.
Fuente: Presencia Universitaria