Para Estados Unidos, el tramo final por la clasificación a la Copa Mundial pasa por jugar en una cancha empapada de agua.
Torrenciales aguaceros en esta isla caribeña han dejado en malas condiciones la superficie del estadio Ato Boldon, con los costados inundados. Varios de los jugadores estadounidenses debieron ser cargados para ingresar a la cancha de modo que no se mojaran los pies para el último entrenamiento de cara al partido del martes contra la eliminada Trinidad y Tobago en el cierre del hexagonal final de la CONCACAF.
“He visto la cancha y me he reído un poco”, comentó el volante estadounidense Christian Pulisic.
La federación local de fútbol informó en un comunicado que se secará el agua, y que “todos confían que el partido se disputará”. Añadió que la decisión de jugar en la cancha será tomada por el supervisor del partido, el mexicano Héctor Canchola.
Cargado por el preparador físico, Luis Ramírez, el zaguero DeAndre Yedlin mencionó que nunca había necesitado ayuda para entrar a una cancha desde que era un infante de tres o cuatro años.
Estados Unidos podrá asegurar su octavo participación seguida en un Mundial con una victoria y quizás con un empate debido a la amplia diferencia de goles que cuentan.
Una derrota podría dejarles fuera de Rusia 2018 si Panamá sale victorioso de su visita a Costa Rica y Honduras gana de local ante México, en partidos que se escenificarán simultáneamente.
Si Estados Unidos pierde y uno de esos equipos caen derrotados, los estadounidenses avanzarán a un repechaje a ida y vuelta el mes próximo contra Australia o Siria. Si ambas selecciones centroamericanas no logran ganar, Estados Unidos podría clasificarse con una derrota.
(Fuente: el Nuevo Herald)