Varias ciudades de Estados Unidos vivieron este jueves “un día sin inmigrantes”. Una protesta a medio gas, ya que no logró paralizar el país.
Inmigrantes en todo Estados Unidos se quedaron en casa el jueves en lugar de ir a clase o a trabajar. Esto para demostrar su importancia para la forma de vida y la economía estadounidense.
El “Día sin Inmigrantes” se realizó contra los esfuerzos del presidente Donald Trump para reprimir la inmigración, fuese autorizada o no.
Los organizadores preveían miles de participantes o al menos importantes muestras de apoyo en Boston. Así como también en Houston y Nueva York, entre otras ciudades.
Los puestos de alimentos frescos en la llamada “Calle Nueve” —como se conoce a la 9th Street del Mercado Italiano debido a la abundancia de comercios mexicanos— eran una elocuente demostración de lo que sería Filadelfia sin inmigrantes. Los clientes preguntaban dónde comprar carne fresca, pan, fruta y verduras.
Restaurantes finos de Filadelfia y Washington estaban cerrados en apoyo a los empleados, dijeron algunos dueños.
El Museo Davis de la Universidad de Wellesley en Massachusetts dijo que retiraría o cubriría todas las obras de arte realizadas o donadas al museo por inmigrantes.
En Nuevo México, el estado con mayor proporción de hispanos, las autoridades dijeron que cientos de estudiantes faltarían a clase.
En un barrio de gran población mexicana en Chicago, algunos comercios destacaron su participación en la protesta con carteles.
La iniciativa es una respuesta a Trump
La iniciativa es una respuesta al presidente Trump, cuyo gobierno ha prometido aumentar la deportación de inmigrantes que viven en el país de forma ilegal.
Trump basó su campaña en la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México y atribuyó el alto desempleo a la inmigración. Como presidente ha pedido vetar la entrada en el país de viajeros de siete países de mayoría musulmana.
Muchos de los que faltaron al trabajo perderán el sueldo del día, pero los organizadores dijeron que la causa bien vale el sacrificio.
“Mucha gente perdió su empleo por tomarse el día, pero era un riesgo que estaban dispuestos a correr”, dijo Olivia Vázquez, de 22 años, dirigente comunitaria que se encuentra en Estados Unidos sin autorización.
“Están cansados de que penalicen a sus comunidades”, dijo Vázquez. “Todo ser humano merece vivir con dignidad y respeto, y no se los dan. Están dispuestos a reaccionar”.
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