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Tras vencer el Covid-19 en la Unidad Estabilizadora Municipal, un joven hondureño asegura que cambiará su vida y se dedicará a honrar y glorificar a Dios.
Miguel Ángel Ayestas tenía 26 días de librar una batalla contra la COVID-19, su madre no sabía si lo volvería a ver, pero hoy con mucha fe agradecía a Dios por reencontrarse con su hijo, quien venció al coronavirus en la Unidad Estabilizadora Municipal de la Alcaldía de San Pedro Sula.
En el momento que Miguel salía de la Unidad, su mamá lo esperaba con sus brazos elevados, dando gracias a Dios por verlo de nuevo y totalmente recuperado de la COVID-19.
“Dios me le dio otra oportunidad de vivir, cuando yo traje a mi hijo al Leonardo Martínez venía con un 71% de respiración y para la gloria de Dios, y gracias a mi padre eterno mi hijo sale hoy de aquí, venciendo esa enfermedad”, dijo muy emocionada doña Sandra Ayestas.
“El Señor nos guardó con un propósito y yo sé que mi hijo le da la gloria a Dios también, y si Dios le da esta oportunidad es para que le sirva”, indicó.
Especificó que ante las estadísticas de muerte por covid-19 que se están registrando, al dejar a su hijo en el hospital no tenía la certeza de que lo podía volver a ver. “Y gloria a Dios que sí, porque Dios pone ángeles alrededor de uno, ángeles que se juegan la vida todos los días”, aseveró.
Para Miguel Ángel Ayestas, el haber vencido la enfermedad, marca el inicio de una nueva etapa en su vida, ya que ahora está dispuesto a cambiar su vida y dedicarse a Dios.
A su salida de la Unidad Miguel dijo: “Gracias a mi Señor, una nueva oportunidad y cambiar mi vida, y dedicarme a la honra y la gloria de Dios”.
Refirió que durante su proceso de recuperación nunca tuvo temor, porque Dios siempre estuvo con él.
“Gracias a todos por haber salido de aquí, del Gimnasio Municipal, casi 26 días de estar internado y le doy gracias a mi Señor por haberme levantado prácticamente”, agregó Miguel tras agradecer al personal municipal y equipo médico de la Unidad Estabilizadora por la atención de calidad y con calidez que le brindaron.
“No hay palabras, la verdad porque ellos son de lo mejor, lo atienden a uno de una manera exagerada, son bien amables, están atentos en todo momento”, aseguró.
Entre aplausos, el personal de salud de la Unidad Estabilizadora Municipal despidió a Miguel, quien les mostró gratitud.
Después de 26 días de luchar contra esa enfermedad, Miguel y su madre Sandra se abrazaron de nuevo, agradecidos por otra oportunidad de vida.
Miguel Ayestas, de 20 años de edad, es motorista de equipo pesado.
