Sor María Rosa Leggol pasa a la presencia de Dios

Sor María Rosa Leggol, pasó esta mañana a la presencia de Dios luego de permanecer en estado sumamente delicado de salud en Tegucigalpa, capital de Honduras.

Familiares y amigos confirmaron la muerte hoy a las 9:24 de la mañana, entre la satisfacción de que el Señor la llevó a su Santo Seno

“Nos deja un gran legado, fue una mujer valiente”, lamentó la periodista Lourdes Maribel Rosales, una de las hijas adoptivas de Leggol.

Su cuerpo será llevado esta tarde a la Basílica de Suyapa donde el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez oficiará una misa y su sepelio se realizará, casi al caer la tarde, en el cementerio Jardines de Paz Suyapa en el extremo oriente de Tegucigalpa.

“En lo personal estoy muy agradecido con Dios por haberme dado una madre especial como ella”, dijo por su parte, Santos Rodríguez, otro hijo adoptivo que fue rescatado de la calle.

Inmediatamente después de que los médicos confirmaran el deceso, una multitud de amigos y conocidos se congregaron afuera del centro asistencial para manifestar gratos recuerdos sobre el fervor y devoción por servir a Dios, que siempre manifestó sin desmayar “La Madre”, como le decían con cariño.

“Nos poníamos platicar y me dijo que ella, estaba preparada, que había peleado la buena batalla y que nosotros debíamos hacer lo mismo”, contó Marvin, otro hijo adoptivo. En menos de una hora fueron incontables las personas adultas con sus vidas hechas que aseguran haber sido hijo adoptivo de Sor María Rosa, como fiel testimonio a su lema “Estamos transformando vidas”.

Ella se encontraba en cama desde hace varios días debido a complicaciones de salud por la enfermedad de encefalopatía hepática, que se relaciona con afección del hígado.

El Cardenal Oscar Andrés Rodríguez y el padre Carlo Magno, le dieron esta semana la extrema unción, un sacramento de la iglesia católica que consiste en ungir con aceite bendito (santos óleos) a una persona cristiana que está próxima a la muerte.

Sor María Rosa Leggol, nació el 21 de noviembre de 1926 en Puerto Cortés, Honduras. Era muy pequeña cuando perdió a sus padres y quedó al cuidado de sus padrinos. “Teníamos que trabajar para ayudar a los gastos de la familia”, recordó en una entrevista reciente.

Después tomó la decisión, siempre a temprana edad, de ingresar al hogar de niñas de las hermanas Franciscanas, en un ejemplo de solidaridad y servicio con el prójimo en especial sus “pequeños hermanos”, es decir los niños desamparados que necesitaban de una madre.

A mediados de agosto, la fundadora de la Sociedad Amigos de los Niños (SAN), fue dada de alta en una institución privada, tras vencer el COVID-19 y otros padecimientos renales.

Con 93 años de edad Rosa Leggol es conocida como “La Madre Teresa de Honduras”, debido a su entrega y esmero durante años en favor de los más necesitados.

Precisamente la Sociedad Amigos de los Niños, creada en 1966, dedicada a proteger a la niñez hondureña, familias de escasos recursos y población vulnerable.

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