El socialista Pedro Sánchez asumió como presidente del gobierno de España tras prometer el cargo ante el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela de Madrid.
Tomó el cargo al día siguiente de desbancar al conservador Mariano Rajoy con una histórica moción de censura.
Por primera vez en democracia, el nuevo jefe del Ejecutivo prometió lealtad al cargo con la mano derecha sobre la Constitución y no sobre una Biblia, al decidir retirar los símbolos religiosos -también el crucifijo-, que tradicionalmente presidieron este tipo de actos en España.
Sánchez, que es ateo, tomó esta decisión a nivel personal, ya que la Casa del Rey, tras la proclamación de Felipe V dio la posibilidad a los altos cargos de jurar con una fórmula aconfesional.
“Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno con lealtad al rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”, dijo Sánchez al leer la fórmula de juramento.
El presidente del gobierno saliente, Mariano Rajoy, que presenció la toma de posesión junto con el resto de máximas autoridades del Estado, estrechó su mano con Sánchez y le deseó “mucha suerte”. Sánchez es el primer presidente que llega a La Moncloa por medio de una moción de censura, que logró el respaldo de independentistas (PDeCAT, Bildu y ERC), nacionalistas conservadores (PNV), y partidos de izquierda, como Podemos y Compromís, con el único objetivo de desplazar a Rajoy, quien se vio acorralado por la corrupción en su Partido Popular (PP).
La moción fue presentada después de que la justicia condenó a la fuerza conservadora por haberse beneficiado de una gran red de sobornos, desvío de fondos públicos y adjudicaciones de obras, el conocido como “caso Gürtel”, en el que están implicados altos cargos partidarios y que Rajoy siempre negó conocer.
Con sólo 84 diputados, el líder del Partido Socialista (PSOE) presidirá un gobierno débil, en minoría parlamentaria, que sólo sobrevivirá si es capaz de llegar a acuerdos con partidos con diferentes ideologías y sensibilidades, entre ellos los separatistas catalanes.
El cambio político en la presidencia del gobierno de España se produce en medio de una de las mayores crisis políticas e institucionales que atraviesa el pais, a raíz del desafío secesionista de Cataluña.