Corea del Sur y Estados Unidos comenzaron este sábado cuatro días de ejercicios militares conjuntos en la península coreana con un despliegue excepcional. En las maniobras participan por primera vez tres portaaviones estadounidenses, además de una veintena más de barcos militares.
Los ejércitos de ambos países aseguran que el objetivo de estos ensayos, que enfurecen a Corea del Norte, es expandir “la estrategia de disuasión” y mostrar que “están preparados para repeler cualquier acto de provocación” por parte del Norte.
Las maniobras se llevarán a cabo en el Mar de Japón (Mar del Este para las dos Coreas). En ellas se despliegan los portaaviones USS Ronald Reagan, USS Nimitz y USS Theodore Roosevelt, con capacidad nuclear, según confirmó el Ejército surcoreano, informa Yonhap. Hacía diez años que las fuerzas estadounidenses no reunían a tres navíos de este tipo en el mismo operativo, cuando en 2007 participaron en un simulacro en aguas cercanas a la isla de Guam. A estos se le suman once buques de guerra equipados con sistema de defensa de misiles Aegis y siete más que aporta Corea del Sur.
Seúl y Washington acordaron hace dos meses expandir la presencia de “activos militares estadounidenses” en la península coreana ante el aumento de la frecuencia y peligrosidad de las pruebas de armamento de Corea del Norte, que en lo que va de año ha lanzado varios misiles de alcance intercontinental y detonado con éxito una bomba de hidrógeno. El pasado martes, el presidente Donald Trump y su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, confirmaron en Seúl su voluntad de “ejercer más presión” sobre Kim Jong-un, sobre todo en lo diplomático y económico, pero también a través de la “disuasión militar”.
Corea del Norte rechaza frontalmente las maniobras militares protagonizadas por ambos países cerca de su territorio y lo considera un simulacro de invasión de su país. Es habitual que el régimen responda a estos ejercicios con nuevas pruebas de armamento. China y Rusia han pedido a Seúl y Washington que cancelen las recurrentes maniobras conjuntas a cambio de que Pyongyang detenga sus pruebas de armamento, algo que ninguna de las partes ha aceptado.
Pyongyang no ha realizado ninguna prueba nuclear o de misiles balísticos desde el pasado 15 de septiembre. Estos dos meses contrastan con un verano en el que, además de ensayos de armamento, hubo intercambios constantes de insultos y amenazas entre Corea del Norte y Estados Unidos. Esta semana, durante su gira asiática, Trump se mostró contundente contra el régimen norcoreano y su programa de armamento nuclear, pero rebajó algo el tono. “He visto cierto movimiento, pero veremos qué pasa”, dijo, en referencia a la posibilidad de que el hermético país acabe sentándose en la mesa de negociación.
Washington y Pyongyang no han establecido relaciones diplomáticas, pero mantienen ciertos contactos directos a través de sus respectivas misiones en Naciones Unidas. Estos intercambios, según explicó este viernes el viceministro surcoreano de Asuntos Exteriores, Lim Sung-nam, “son regulares pero no hay ningún progreso específico a destacar”.