El vocero de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras ( MACCIH), Juan Jiménez Mayor, renunció a su cargo por diferencias con el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
En su cuenta de Twitter publicó una extensa carta en la que expone las razones de su renuncia irrevocable.
Emitió una carta pública de cinco páginas, adonde expuso las razones de su renuncia de la Maccih en la que recalcó: “No podemos permitir que haya corrupción en la MACCIH”.
Explicó que renunció por un conjunto de sucesos que ocurrieron en los últimos meses; pero el hecho mayor fue el pasado miércoles cuando el secretario general de la OEA dirigió una nota al Gobierno de Honduras con relación a la falta de efectividad de la Misión. “El pasado 30 de enero viajé a Washington junto a otros funcionarios para entrevistarme con Almagro e informarle sobre casos que atravesamos, él no nos recibió aduciendo pretextos, entonces no puedo continuar al mando de la Misión, ya que regresamos a Honduras con la maleta llena de papeles”.
La intención de la visita era notificarle a Almagro de “los avances en las investigaciones” que está haciendo la Maccih, “las presiones y amenazas que estaba recibiendo con motivo de ellos, la necesidad de contar con autonomía administrativa y los recursos materiales y humanos necesarios para realizar nuestro trabajo”, subraya la carta.
Jiménez aseveró que ellos nunca manejaron recursos para la Misión, todo el presupuesto es administrado desde la sede la OEA, en Washington. Con respecto a Jacobo Domínguez, el vocero aseguró que ya no trabaja para la Maccih y le hicieron renovación de contrato, con un salario de 10,000 dólares mensuales. “Y yo soy el que conduce la Misión y no sé lo que hace ese señor. No vamos a permitir corrupción en la Misión y no entendemos cómo hay personas que no tienen funciones y son pagados con fondos de la Misión”.
Actualmente hay 10 investigadores en el país y desde el año pasado pidieron al menos otros 10 investigadores más; pero la semana pasada inició un concurso que durará cuatro meses. “En política no hay casualidad y no sé la motivación del secretario de la OEA para cambiar de posición, ya que hace 15 días felicitó a la Misión en el caso de la Red de Diputados y ayer expresó que carece de resultados”, expresó Jiménez.
La carta de Jiménez revela que “hay que decir también que el Estado de Honduras no ha querido aprobar leyes importantes propuestas por la Maccih, como la Ley de Colaboración Eficaz, que cumplió en diciembre un año desde su entrega”.
Agregó que “el equipo de la Misión se encuentra sumamente preocupado por la reacción de las autoridades del país frente al caso de la Red de Diputados, asociado con un presunto hecho de corrupción a través de una reforma a la Ley de Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República, el 18 de enero.
La consecuencia de la ley referida fue que la investigación hecha sobre la Red de Diputados por parte de la unidad especial de la Maccih que investiga los casos de corrupción fue archivada el 24 de enero generando una reacción por parte de la Misión y de muchas organizaciones internacionales y nacionales, dice Jiménez en su nota.
Recalcó que Honduras merece respeto de la Organización y que actúen en concordancia con las necesidades específicas del país y que se administre la Misión desde Tegucigalpa y no desde Washington, y pidió que exista un proceso de selección para el nuevo jefe con un alto perfil, que sea competente. El rompimiento de Jiménez con la Maccih no es por factores provocados desde Honduras, sino porque la OEA no le prestó el apoyo necesario. El mes de agosto del año pasado fue la última vez que el jefe de la Misión se reunió con Almagro.
A pesar que la inconformidad de Jiménez es desde hace varios meses, lo que lo hizo renunciar fue la carta que Almagro le envió el miércoles al presidente hondureño, Juan Hernández, en la que le expresa, entre otras cosas que “será necesario fortalecer el funcionamiento de la Maccih”. Jiménez aseguró a los corruptos que las investigaciones continúan en el país, y por lo tanto, no deben alegrarse.
Compartimos el documento: