Familias del sector de Río Blanco en San Pedro Sula, zona norte de Honduras protestaron hoy de manera pacífica, en calles y avenidas, exigiendo trabajo y justicia por la muerte de un joven ultimado a balazos durante el desalojo de sus negocios de lavado de vehículos por parte de policías municipales.
José Rafael Flores Hernández (34) falleció el martes anterior en el quirófano del Hospital Mario Catarino Rivas, en medio de esfuerzos que realizaban médicos para salvarle la vida.
«Pido justicia y que nos dejen trabajar y que no vaya a quedar impune la muerte de Lito” señaló la madre del infortunado muchacho, María Trinidad Hernández, rodeada por decenas de jóvenes, vestidos de blanco, que han quedado sin trabajo tras la destrucción de los locales.
Flores Hernández fue recordado como un joven muy trabajador y servicial que además del lavado de vehículos también servía a la comunidad con fletes en una carretera halada por su caballo, típico en varias zonas de la zona norte de Honduras.
Según la policía municipal desde el 2017 le han dado seguimiento a expedientes relacionados con el caso de Río Blanco, que según denuncias era usado como botadero clandestino, contaminando las aguas del afluente.
Fue así que el martes llegaron a la zona con tractores para demoler los locales, pero fueron recibidos por una turba, armada con machetes y piedras.
Mientras, los protestantes reclaman que han estado ubicados en Rio Blanco desde hace 20 años y lo consideran como parte de su patrimonio que defenderán aunque les cueste la vida.
Alegan también que durante el desalojo no les mostraron orden judicial y a los policías municipales no les acompañó un fiscal del Ministerio Público (MP), como procede.