El Secretario de Estado en el Despacho de Seguridad, Ramón Sabillón, nombró al nuevo Director y Sub Director General de la Policía Nacional, bajo las instrucciones de la presidenta constitucional, Xiomara Castro.
En ese sentido, designó como Director General, al Comisionado Héctor Gustavo Sánchez Velásquez en sustitución del General Director Orbin Alexis Galo Maldonado, quien fue Director de la Policía por un año.
El Comisionado Sánchez Velásquez es Doctor en sociología, egresado de la Universidad de Belgrano, Argentina, también se desempeñó como agregado Policial de Honduras en Washington, D.C.
Además, tiene un Máster en Gestión de la Educación, por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, es Licenciado en Ciencias Policiales, de la Universidad Nacional de la Policía de Honduras (UNPH) y Bachiller Universitario en Ciencias Penales, graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Asimismo, fue docente de pre y postgrado de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) y de postgrado en la carrera de Derecho en la UNAH; de igual forma dictó varias conferencias en Honduras, México, Argentina y El Salvador.
Desde hace 20 años se dedica al estudio de la criminalidad organizada, maras y pandillas, por lo que publicó el libro “Maras, pandillas y desviación social” en el 2008.
El Comisionado Sánchez Velázquez tiene 29 años de ser oficial, faltándole solo un año para tener tres décadas de servicio a la población, ocupando diversas asignaciones de importancia dentro de la Policía Nacional.
Por otra parte la Sub Dirección General lo ostentará el Comisionado de Policía Juan Manuel Aguilar Godoy en sustitución del Comisionado General Orlin Javier Cerrato Cruz, quien también presidió por un año su cargo.
Estos nombramientos obedecen a los procesos de rotación al interior de la institución que tienen como principal objetivo dinamizar la función policial en beneficio de la ciudadanía hondureña.
La Policía Nacional de Honduras reitera su compromiso de velar por el orden público y salvaguardar la vida y bienes de la población.