Los cañones de Navarone, o mejor dicho de Kioto, resonaron hoy en el mundo del videojuego. ¡Bum! El primer juego de la saga principal Pokémon para una consola doméstica, la de moda, la Nintendo Switch. ¡Bum! Tres sagas emblemáticas que se renovarán en el medio y largo plazo: Yoshi y Kirby en el 2018 y la Samus Aran de Metroid prime 4 en fecha por definir. ¡Bum! Un nuevo y espectacular tráiler de Super Mario odyssey y fecha de salida, 27 de octubre.
Tanto resuenan los cañonazos de la Nintendo Lázaro, resucitada milagrosamente tras las desastrosas ventas de su anterior consola, la Wii-U, que entre el estruendo uno se puede perder lo más interesante. Que Nintendo empieza a mirar, de momento de reojo, a los esports. Una industria paralela a la industria del videojuego con unas predicciones de crecimiento exponenciales: cerrará el año en los 620 millones de euros y las previsiones apuntan a que en 2020 pasará de los 1.300 millones, según datos de la consultora líder del sector Newzoo.
Nintendo abrió su conferencia con un vídeo muy macarra. Chavales jóvenes, guapos y multiculturales de estética que variaba de lo choni a lo gafapasta. Pero todos coincidían en una cosa. Estaban compitiendo en plena calle usando una Switch, aprovechándose de esa hibridación entre portátil y consola doméstica que permite montar pachangas a ocho mandos allí donde uno esté.
Un poco después, Reggie Fils-Aime, el hombre fuerte de Nintendo América, daba más detalles de lo que estábamos viendo. Lo llamo “multijugador competitivo” [modo de juego en el que varios contendientes disputan entre sí] y destacó que en esta cita de citas del videojuego, la feria E3 de Los Ángeles, se jugarían varios campeonatos de tres títulos que encajan como un guante en esta filosofía: Arms, Splatoon 2 y Pokémon Tournament en su versión Deluxe. Nintendo ha fletado a jugadores top de todo el mundo para que demuestren su habilidad en estas franquicias propias. En el caso del torneo de Pokémon, la estrategia es incluso más mediático. Cuatro jugadores profesionales entrenarán a cuatro influencers de las redes sociales para que combatan entre sí en busca del hashtag trending topic y los millones de clics en Twitch. A los que habría que sumar un cuarto de este ecosistema competitivo, el Super Mario kart. Nintendo dará cobertura streaming [visionado en directo por Internet] a los torneos y eventos durante el E3.
La estrategia no se queda solo en los juegos de la casa. Nintendo Switch lanzará ni más ni menos que una versión con material exclusivo de Rocket league. Rocket league es un fenómeno del lado indie del videojuego, una idea absurda, fútbol que sustituye a los jugadores por coches, que ha explotado como un fenómeno mundial. Más de 10 millones de copias vendidas y una liga en marcha con un premio de 220.000 euros en juego que se ve por exclusiva a través de Twitch, la plataforma de streaming de videojuegos por la que Amazon pagó 735 millones de euros. Que Nintendo decidiera darle a esta incorporación a su catálogo tanta importancia, es otro atisbo a que los esports van a tener oportunidad de arraigar en esta consola.
Pero que Nintendo esté renovando algunas de sus apuestas, no fue óbice para que el núcleo de su filosofía estuviera ausente en su conferencia. Es más, estuvo más presente que nunca. Nintendo, en constantes declaraciones de sus figuras más preeminentes (Iwata, Miyamoto y ahora también Koizumi y Takahashi), se ha declarado como devota de un propósito aparentemente humilde: divertir y emocionar a las familias. Un espíritu de juguetera, de artesanos del entretenimiento colorido, que ha sido parte del éxito de Nintendo Switch. Por eso, amén de los esports, el momento más Nintendo fue cuando se mostraron las imágenes del nuevo juego de Yoshi, el dragón mascota de Super Mario. Todos los escenarios eran fruto de manualidades, de cartulinas, pegamento y papel maché. Un recordatorio sutil de que el alma de esta compañía, incluso si se atreve a sumergir el dedo gordo del pie en tendencias para el futuro del videojuego, sigue siendo la misma. Arte y artesanía al servicio de las sonrisas.