Primicia Honduras Diario Digital 
Primicia Honduras.- El Covid-19, sonados casos de corrupción y Donald Trump, son parte de las frustraciones y pesares representados en forma de monigotes que permanecen en silla de espera para tronar esta medianoche en la hoguera.
Cientos de pichingos fueron elaborados como tradición de manera particular en hogares donde familias acostumbran a desahogar sus penas con quema de pólvora.
Sin embargo, en los últimos años, los denominados “años viejos” le generan ganancias a creativos emprendedores que elaboran monigotes para venderlos a clientes exclusivos.
“Este año buscan monigotes del COVID-19, Marco Bográn (exdirector de Invest-H) y Donald Trump”, dijo Adolfo Sarmiento, dueño de la tapicería Lazer en el barrio Cabañas de San Pedro Sula.
Por el reporte de Sarmiento, se deduce que las desavenencias de los hondureños este año estuvo marcado por la pandemia y la corrupción.
En su forma típica de despedir el año viejo, los hondureños piden pichingos que tienen un costo de 500 a 600 lempiras, que luego son rellenados con pólvora, hasta arden en el fuego.
Cuando faltan segundos para las 12:00 de la medianoche, comienza el conteo en cuenta regresiva. Luego vienen las llamas, la gran “tronazón” y un ambiente con humo, con olor impregnado a pólvora.
En ciertas comunidades contratan conjuntos de cuerdas, con violines y guitarras que amenizan alegres bailongos que arrancan polvo hasta el amanecer.
Los fuegos artificiales no pueden faltar en la despedida del 2020, un año atípico, como para el olvido por el impacto de la pandemia, las tormentas tropicales, pobreza y desempleo, entre otras desavenencias.
