En un crimen abominable un menor fue ultimado con arma blanca y posteriormente los homicidas abandonaron el cadáver frente a una iglesia católica en la comunidad del Tule en Chinda, Santa Bárbara.
Pobladores no se explicaban las causas que orillaron a los malvados para ensañarse e esa forma contra el menor de 11 años.
La madre no paraba de llorar en forma desconsolada pidiendo esclarecer el hecho sangriento. Sin embargo, la mujer reconoció que su hijo no pasaba mucho tiempo en casa, pues le gustaba andar vagando.
Una hermana de 14 años aparentemente incitaba al adolescente a asaltar a la gente en la calle, de acuerdo con el mismo relato de la acongojada progenitora.