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Entre matorrales, fueron encontrados los cuerpos sin vida del ambientalista Juan Silva, y su hijo Juan Antonio, en la montaña de Santa Cruz de Soroguara, en Francisco Morazán.
Según informó otro hijo de Juan Silva, ambos habían salido temprano un día anterior a las 6:00 a.m., con el propósito de tomar fotografías para sustentar una denuncia ante la Fiscalía sobre la tala ilegal de bosques en la zona.
Las autoridades, en conjunto con las Fuerzas Armadas, desplegaron un operativo de búsqueda tras recibir la denuncia de su desaparición el mismo miércoles. Sin embargo, los cuerpos no fueron encontrados hasta la mañana del jueves, alrededor de las 10:00 a.m., en una escena estremecedora.
Según los informes de la policía, las partes de sus cuerpos fueron arrojadas al fondo de un barranco. Además, informaron que los ahora occisos presentan ausencia de partes de sus cuerpos, lo que sugiere que los responsables podrían haberlas retirado como prueba del crimen.
La evidencia preliminar indica que ambos fueron atacados con hachas y machetes, y despojados de su ropa y pertenencias. A pesar de esto, se encontró la funda de un machete que Juan Antonio llevaba consigo.
Este crimen resalta la grave situación de los defensores del medio ambiente en Honduras, quienes se exponen constantemente a peligros por denunciar actividades ilegales como la tala indiscriminada de bosques.
La familia de las víctimas exige justicia y una investigación exhaustiva para dar con los responsables de este asesinato, y subraya la urgencia de medidas de protección para aquellos que, como Juan Silva y su hijo, arriesgan sus vidas para preservar los recursos naturales del país.
Este trágico suceso es un recordatorio de la necesidad urgente de proteger a quienes luchan por la conservación de los recursos naturales, vitales para las generaciones futuras.
