Al menos 272 personas han sido atendidas en los establecimientos de salud de Honduras por mordeduras de serpientes en lo que va de este año 2020.
Según la semana epidemiológica número 23 de la Secretaría de Salud, 272 personas han sido mordidas por serpientes de diferentes especies.
En el 2019, hasta esta fecha se atendieron 347 personas que fueron tratadas con suero antiofídico.
Las regiones que reportan casos son: Olancho 32 personas, Atlántida 30, Yoro, 24; Copán 20, Cortés 17, Colón 16, Intibucá 16, Choluteca 15, El Paraíso 18, Distrito Central 15, Valle 12, La Paz 10, Ocotepeque 10, Gracias a Dios 10, San Pedro Sula 9, Lempira 7, Comayagua 8, Santa Bárbara 3.
La morbilidad y mortalidad asociadas con las mordeduras de serpientes es un problema grave de salud pública, por que todos los establecimientos de salud cuentan con el tratamiento específico llamado: anticoral y anticrotalido.
Una mordedura de serpiente es una lesión que suele dar, como resultado, heridas punzantes causadas por los colmillos del animal y el envenenamiento, en cuyo caso se llama emponzoñamiento ofídico.
Los efectos más comunes de todas las mordeduras de serpiente son el miedo abrumador, el pánico y la inestabilidad emocional, que pueden causar síntomas como náuseas y vómitos, diarrea, vértigo, desmayos, taquicardia, piel fría y húmeda.
El resultado de las mordeduras de serpientes depende de diferentes factores; entre ellos, la especie de serpiente, la zona corporal afectada, la cantidad inyectada de veneno y el estado de salud previo de la víctima.
Las mordeduras de serpientes no venenosas también pueden causar lesiones, a menudo debido a las laceraciones causadas por los dientes de la serpiente, o por una infección resultante. Una mordedura también puede desencadenar una reacción anafiláctica, que puede ser mortal.