Después de negociaciones clave y tensiones por los costos de producción, el Gobierno, agroindustria y asociaciones de productores acordaron fijar el precio del maíz blanco en 520 Lempiras por quintal para el ciclo 2025–2026. La medida busca dar un respiro al sector productor y evitar incrementos en los alimentos básicos como la tortilla.
El acuerdo, firmado entre las secretarías de Desarrollo Económico (SDE) y Agricultura y Ganadería (SAG), junto a representantes del sector industrial y organizaciones campesinas, también incluye compromisos logísticos y comerciales que marcarán el panorama agrícola en los próximos meses.
Lo que incluye el pacto:
Precio fijo: L. 520 por quintal para el productor.
Flete diferenciado: L. 30 para la zona norte y L. 11 para el resto del país.
Compra garantizada: La agroindustria adquirirá 1.4 millones de quintales de producción nacional, además de 100 mil quintales al IHMA.
Importaciones autorizadas: Las empresas podrán importar 1.8 quintales libres de aranceles por cada quintal adquirido localmente.
Precio estable para consumidores: Se aseguró que no habrá incremento en el precio de la harina de maíz, al menos hasta febrero de 2026.
¿Quién gana y quién duda?
Aunque las autoridades celebran el pacto como un paso hacia la estabilidad alimentaria, el acuerdo también abre la puerta a importaciones que podrían poner presión sobre el productor nacional a mediano plazo. Para muchos agricultores, sigue siendo una batalla desigual frente a los costos de producción y a un mercado que históricamente favorece al intermediario.
El compromiso busca frenar especulaciones en el mercado del grano básico y enviar una señal de certidumbre, pero algunos sectores advierten que sin políticas de apoyo técnico y financiero al productor, el precio acordado será apenas un alivio temporal.