Tokio.- El gobierno japonés validó el viernes un plan que prevé ampliar la acogida de trabajadores extranjeros para compensar en parte una penuria de mano de obra que afecta a varios sectores y corre el riesgo de extenderse a otros por el envejecimiento de la población nipona.
Un nuevo estatuto de visado será creado y permitirá en teoría a inmigrantes, con calificaciones inferiores a las habitualmente requeridas, ingresar en territorio japonés para poder trabajar en él.
Los candidatos deberán sin embargo cumplir ciertos requisitos, como aptitudes en idioma japonés, lo que significa ya varios años de aprendizaje.
Falta trabajo especialmente en los sectores de la agricultura, la venta minorista, la construcción o el cuidado de personas mayores. Los japoneses son reacios a ocupar esos puestos, debido a las difíciles condiciones de trabajo y los sueldos poco atractivos.
Los medios de negocios, encabezados por la federación Keidanren, de la que es cercano el primer ministro Shinzo Abe, abogan desde hace tiempo por abrir más las puertas a los extranjeros, pero el gobierno es prudente para evitar el enojo de los nacionalistas, que constituyen el principal apoyo popular del gobernante Partido liberal-demócrata (PLD).
Por ello, las autoridades han precisado que no se trata de una apertura hacia una inmigración masiva.
Según estadísticas oficiales, había en 2017 un total de 1.28 millones de trabajadores extranjeros, sobre una población de 128 millones de habitantes.