Intibucá espera a turistas en esta Semana Santa

Intibucá espera a turistas en esta Semana Santa

Muchos creerán que Intibucá solo es un departamento lenca que sobresale por su cultura y el clima, pero aquí se puede disfrutar de las lagunas mientras se compra artesanía y se toma un delicioso vino de papa en cualquiera de los hermosos hoteles de montaña que hay en la ciudad de La Esperanza y zonas aledañas.

Todo lo que puede llamar la atención de las ciudades gemelas La Esperanza e Intibucá está a unos cuantos minutos y con un plus significativo: en hoteles, comedores y establecimientos de artesanías hay un ajustado protocolo de bioseguridad que se cumple a cabalidad.

Y además los pobladores de Intibucá se han preparado para recibir a los turistas en esta Semana Santa con su habitual sencillez y humildad y, sobre todo, con ese deseo de servir al visitante.

La recomendación del Gobierno de la República para este feriado de Semana Santa es que la gente permanezca en casa para evitar contagios mayores por coronavirus, pero si decide salir que lo haga con todas las medidas de bioseguridad.

Laguna y telares

A unos 12 kilómetros de la ciudad de Intibucá se localiza la Laguna de Chiligatoro, un hermoso lugar en el que se respira aire fresco y puro, y donde además de apreciar la belleza del remanso se pueden comprar hermosas flores de la localidad.

En la Laguna de Chiligatoro el clima es agradable, el verde es intenso y la quietud es amigable con los visitantes porque invita a quedarse en la zona por mucho tiempo.

Gonzalo Domingo González comentó, mientras trabajaba en pequeñas reparaciones en el pequeño muelle de la laguna, que “este lugar en Semana Santa parece ‘hervidero’ de gente. Esperamos que vengan con sus mascarillas y su gel de manos para que evitemos los contagios por el virus”.

Relató que en la comunidad no hay casos de covid-19, pero todos se cuidan con las mascarillas, y dijo que están listos para que la gente disfrute de ese hermoso lugar en el que se puede dar un paseo en lancha a remos o, si se tiene suerte, quizá un pescador de la zona lleve su red para sacar peces de la laguna.

Mientras tanto, don Virgilio Domínguez recordó que a unos seis kilómetros se encuentran los Telares El Cacao, donde se venden prendas hermosas del trabajo textil lenca, un proceso que incluso se puede apreciar cuando se visita el taller.

En El Cacao las máquinas no son industriales, todo es artesanal, y María Domínguez González, una de las socias, expresó que “es un trabajo que nos gusta. Aquí trabajamos madres solteras o representantes de familias que queremos salir adelante”.

“Si en esta Semana Santa vienen a La Esperanza o a Intibucá, les invitamos a venir a El Cacao, porque aquí van a comprar producto de calidad y de las manos del productor; es decir, les va a salir más barato”, dijo Domínguez González.

A un lado, muy callada, Clara Ondina González Gómez relató que trabaja desde los 11 años en la fábrica y aseguró que es un oficio que le gusta y que lo siente entretenido.

Clara Ondina trabaja en unos ‘caminos’ de mesa que van acompañados de los respectivos manteles para los platos.

“Los esperamos en esta Semana Santa, y si vienen, que lo hagan con sus mascarillas y gel de manos”, dijo con una sonrisa tímida.

Vino de papa y hoteles de montaña

Pero si entre los gustos del turista está probar una bebida de la región, el vino de papa es uno de los acompañantes perfectos, mientras el frío de la tarde y noche empieza a calar hondo.

Camino de Chiligatoro a Intibucá, Rosalío Pineda es uno de los productores que se encuentra trabajando en varias plantaciones donde sobresalen los repollos y las patatas.

“Si la gente viene en esta Semana Santa debe probar el vino de papa, porque si no lo hace es como que no haya llegado hasta aquí”, dijo mientras no paraba de llenar unos sacos de ese tubérculo para ser trasladados a Tegucigalpa.

El vino de papa está casi en todos lados, incluso en el hotel de montaña Las Cabañas de Carlos, el boom del momento en la zona.

Las Cabañas de Carlos es un pequeño, único y acogedor complejo de recintos que permiten olvidar el estrés y el ritmo rápido de las grandes urbes.

Doña Yanet Miranda, esposa de don Carlos, el propietario del hermoso hotel, explicó que el concepto de pequeño pero apacible lugar es de su esposo, buscando que las personas puedan descansar y desconectarse de las prisas que se viven en las grandes ciudades.

Cada cabaña es un pase directo y en primera fila a disfrutar del fresco clima que envuelve la locación, entre el romance del viento y un bosque espeso, pese a la cercanía de la ciudad.

Allí doña Yanet mostró los productos que están de venta hasta en las pulperías, con los inconfundibles adornos de telas lencas, y por supuesto sin faltar el delicioso vino de papa.

La Gruta

A unas cuantas cuadras del parque central de La Esperanza, se localiza La Gruta, que en su interior da posada a la Virgen de la Inmaculada Concepción de Lourdes.

Anny Zavala, que vende artesanía, camisas y prendas lencas al pie de las viejas escalinatas, dijo que “esta es una zona muy visitada y por eso hemos decidido prepararnos con todas las medidas de bioseguridad”.

Según Anny, La Gruta se construyó durante el Gobierno del general Tiburcio Carías Andino, “cuando pusieron a los presos a construir las gradas; luego hicieron la capilla y adentro situaron la virgen. Es un lugar de visita obligada en La Esperanza”.

Pero Intibucá tiene más destinos por apreciar, entre ellos el Bosque Enano, El Cerro de Los Hoyos, la artesanía en barro blanco de Cofradía, Yamaranguila y cascadas, balnearios, fincas turísticas e iglesias centenarias.

En pocas palabras, hay Intibucá para disfrutar más allá de una semana de visita.

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