Impuestos a las bebidas alcohólicas

Impuestos a las bebidas alcohólicas

Por: Mario E. Fumero

Una vez más se encuentran en la palestra de la discusión en el Congreso de la nación el aprobar una ley que suba los impuestos a todas las bebidas alcohólicas. Ante esta propuesta, muchos empresarios se declaran en contra, y otros a muchos del pueblo están a favor. Frente a esta nueva discusión yo me pregunto: ¿Será correcto aplicar impuestos fuertes a esta sustancia que causa daño a la salud física, pública y social? ¿No es más lógico y saludable subir el impuesto al alcohol, en vez de tener un alto impuesto a la gasolina y diésel?

No me cabe la menor duda que el alcoholismo es la causa de un mayor alto índice en accidentes de tránsito, improductividad laboral y desintegración familiar, además que genera muchas enfermedades mortales en los consumidores, siendo un factor de atraso y miseria social.

El incrementar al impuesto a las bebidas alcohólicas puede ser un buen persuasivo para evitar el aumento de su ingesta, en un momento en que la edad de los consumidores tristemente ha descendido a niveles alarmantes, pues tenemos adolecentes que ya son víctimas de esta enfermedad, y el consumo en los menores de edad se ha incrementado habiendo casos de alcoholismo agudo a los 17 años. Es un hecho innegable que en este país se consume más bebidas alcohólicas, que leche y alimentos nutritivos.

Los que combaten el aumento a los impuestos sobre las bebidas alcohólicas afirman que también puede aparecer el incremento a otros tipos de alimentos de la canasta básica, lo cual es falso. Debemos entender que aún, con todos los impuestos que se puedan cobrar por el consumo de alcohol, no se recaudarán los suficientes ingresos para reparar el daño que el alcoholismo genera al país en el aspecto clínico y de traumas.

No podemos establecer una ley seca, porque la historia revela que es nefasta, pero sí podemos exigir a los que consumen bebidas alcohólicas que generen un ingreso capaz de reparar todo el daño que produce su enfermedad y que le van a causar al Estado, y desde este punto de vista es aceptable el incremento a los impuestos, siempre y cuando sea usado para el fin propuesto, apoyar un hospital de traumatología y ayudar a la recuperación de los enfermos alcohólicos.

Todos estamos de acuerdo que el alcoholismo es una enfermedad incurable, y todos creemos que no es fácil persuadir al consumidor del alcohol para que deje de beber convulsivamente, ya que más que un vicio, el alcoholismo es una enfermedad que lleva al consumidor a destruirse físicamente a sí mismo, pero indudablemente que afecta a todo su núcleo familiar. El incremento de los impuestos puede ayudar al menos, a persuadir a algunos, y generará ingresos que contribuirían a reparar el daño físico que este deja directa e indirectamente en las personas, este consumo, esperando que los mismos se empleen en el sostener el hospital de traumatología que se quiere, y además la creación de centros especiales para recuperar a los miles de enfermos alcohólicos que hoy tenemos en el país, y que viven tirados en las cunetas de las calles.

No cabe duda, que la industria cervecera y de aguardientes invertirán miles de dólares en frenar esta propuesta de ley, y tratar de comprar a diputados, porque verán reducidas sus ganancias, y posiblemente sus ventas, pero desde esta tribuna, creo que es un deber cristiano combatir este flagelo, porque yo he sido víctima directa de vivir en un hogar donde tristemente mi padre fue devorado por el alcohol y el mismo se desintegró cuando yo era un bebé por culpa del ron.

mariofumero@hotmail.com
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