La situación política del país se vuelve cada vez más conflictiva, y muestra visos de llegar a un momento caótico, porque la polarización y división política está envuelta de odio, rabia, radicalismo y efervescencia, la cual es atizada por la actitud de algunos políticos inescrupulosos, que llaman a una desobediencia civil agresiva, como es bloquear calles, interrumpir el tráfico, apedrear a vehículos y policías, y provocar de esta forma un desabastecimiento de alimentos y combustibles, mediante la interrupción de la libre circulación, lo que obliga a las autoridades a intervenir para imponer orden y el derecho constitucional a la libre circulación.
Es cierto que mucho de lo ocurrido en estas elecciones es anormal. También es cierto que el panorama político nacional ha venido deteriorándose lentamente desde hace 8 años, debido a intolerancia, corrupción, impunidad y violencia. Es cierto que el desfalco del Seguro Social, del Transmetro y la muerte de Bertha Cáceres y otros actos impunes han caldeado los ánimos. También han ocurrido muchos hechos lamentables que han creado exasperación, aprovechándose de ellos los radicales, para incitar a la violencia y el saqueo, pero es necesario calmar los ánimos, y buscar rutas pacíficas por el bien de todos, porque el panorama que veo es sombrío, cumplimiento de las profecías de Jesús al anunciar que en los últimos tiempos habrían guerras de “…reinos contra reinos” (Mateo 24:7), lo que indica el surgimiento de guerras entre los mismos que forman una nación, porque las naciones en aquel entonces se dividirían en reinos, y esto se evidencia en la polarización existente, no solo en Honduras, sino en muchos países del mundo, que por razones políticas, étnicas, sociales o religiosas se matan unos a otros.
Cuando los ánimos se exasperan, y el odio domina los corazones, los efectos son impredecibles, tanto por parte del pueblo indignado, como por las fuerzas del orden, las cuales para no perder el control de la situación, tendrían que acudir a la fuerza, apareciendo violencia y muerte. Hemos visto previo a las elecciones, asesinatos de ambos partidos, e incluso, inocentes que no pertenecen a ninguno de los que se pugnan el poder. Todo está profetizado en Apocalipsis 6:8, cuando aparece el caballo amarillo, símbolo del caos y anarquismo, llevando a la muerte al 25% de la población mundial, por “espada” o sea armas, “hambre” por una escasez provocada, o producto de una calamidad climática, y “mortandad” por epidemias y falta de medicinas.
¿Hacia dónde vamos? Hacia una anarquía generalizada, que producirá violencia, destrucción y muerte. ¿Y quiénes sufrirán las consecuencias? No solo los violentos, sino los que se mantienen al margen, los inocentes, los pobres que serán más pobres, porque los que promueven el caos y la división tienen facilidades para protegerse, escaparse o salvarse, ya que tienen los recursos económicos para ello.
No veo una salida a la encrucijada política que hoy enfrentamos. El pronóstico es reservado, muy grave, porque mientras se aticen los ánimos, y se promueva el caos y la división entre hermanos, iremos al desastre, y el que gobierne el país en el futuro, encontrará solo ruinas, y una economía totalmente destruida, entonces veremos más violencia, hambre, desempleo y escasez.
Recapacitemos, y seamos coherentes, porque si no lo hacemos pronto, veremos el dominio del caballo amarillo destruyendo Honduras. Dios tenga misericordia de nosotros.
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Por Mario Fumero