La sombra se alarga y toca de lleno al núcleo familiar de Donald Trump. El FBI ha incluido a Jared Kushner, yerno del presidente y uno de sus asesores más cercanos, en su investigación sobre los contactos entre el entorno de Trump y Rusia.
Las pesquisas, reveladas este jueves por el diario The Washington Post y la cadena NBC, afectan por primera vez a un alto cargo en activo de la Casa Blanca.
La investigación no es sorprendente si se tiene en cuenta que en marzo la prensa destapó que Kushner se había reunido en diciembre —entre las elecciones presidenciales de noviembre y la investidura presidencial de enero— con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, que está en el epicentro de la trama rusa que acecha a Trump. El yerno del republicano también se entrevistó con Sergey Gorkov, responsable del banco ruso Vnesheconombank, que ha sido objeto de sanciones estadounidenses por las injerencias rusas en Ucrania.
El FBI busca determinar la naturaleza y los objetivos de esas conversaciones, que la Casa Blanca atribuye a contactos habituales entre el equipo del presidente electo y países extranjeros. Según las fuentes que cita el Post, Kushner no es una parte central de la investigación ni ha sido acusado de ninguna irregularidad. Ese mismo diario publicó la semana pasada que un alto cargo de la Casa Blanca, al que no nombró, se había convertido en una “persona de interés” en la investigación.
Tras revelarse sus reuniones con los rusos, el yerno del presidente aceptó comparecer —todavía no lo ha hecho— ante el comité del Senado que investiga si hubo coordinación entre el equipo de Trump y el ciberataque ruso contra el Partido Demócrata para tratar de ayudar al republicano a ganar las elecciones. Desde la semana pasada, hay también un fiscal especial, designado por el Departamento de Justicia, para liderar la investigación del FBI.
Kushner, un magnate inmobiliario de 36 años, es el marido de Ivanka Trump, que también trabaja como asesora en la Casa Blanca. Kushner tiene un perfil público discreto pero su influencia en el día a día del Gobierno es enorme. Entre su cartera de asuntos, están las relaciones con Oriente Próximo, México, China y el intento de impulsar un proceso de paz entre israelíes y palestinos.
Los dos epicentros de la investigación son por ahora Michael Flynn, que fue el primer consejero de Seguridad Nacional de Trump hasta que tuvo que dimitir por mentir sobre sus conversaciones con el embajador Kislyak. Y Paul Manafort, que dirigió la campaña del republicano hasta agosto tras destaparse sus negocios con oscuros empresarios rusos y ucranios.
Durante la campaña electoral, espías y políticos rusos, según el diario The New York Times, trataron de acercarse a ambos —que han cobrado de empresas rusas— para ganar influencia en Trump.
La particularidad de Kushner es que, a diferencia de Flynn y Manafort, sigue trabajando para Trump. Flynn estuvo presente en la reunión, a principios de diciembre en la Torre Trump de Nueva York, entre Kushner y el embajador de Moscú. A finales de diciembre, Flynn y el diplomático hablaron por teléfono sobre las sanciones que acababa de imponer el anterior Gobierno de Barack Obama al Kremlin por su injerencia electoral. Tras esa llamada, Moscú decidió no responder a esas penalizaciones, en lo que se interpretó como un gesto de buena voluntad a Trump que iba a asumir el cargo en pocas semanas.
Fuente: El País.