En el mundo de las redes sociales las notificaciones son una herramienta muy útil, pero también pueden convertirse en una auténtica pesadilla cuando no sabemos cómo limitarlas. El chat de Facebook, Messenger, es un claro ejemplo de actividad intrusiva. Cada vez que se añade un amigo a Facebook, o que un viejo conocido se une a Messenger, acabamos recibiendo una notificación que, casi sin dudarlo, podríamos definir superflua, sino directamente molesta.
El objetivo de Facebook es hacernos creer que alguien quiere chatear con nosotros y para lograrlo entierra bajo estas notificaciones los hilos de conversaciones reales que tenemos abiertos. Según asegura la web de tecnología TechCrunch, Facebook es consciente de que a muchos usuarios esta práctica provoca más de una molestia y está empezando a reducir sus efectos.
De hecho, un portavoz de Facebook le dijo a TechCrunch que: “Sabemos que muchas personas aprecian recibir una notificación cuando un amigo se une a Messenger. Dicho esto, estamos trabajando para que estas notificaciones sean más útiles, utilizando el aprendizaje automático para reducir los envíos a las personas que prefieren recibir menos”. Básicamente, si nunca abrimos las alertas de estas nuevas incorporaciones, dejaremos de recibirlas (no todas).
Hace años, la compañía obligó a todos los usuarios a cambiarse de chat, pasando de Facebook Chat a Messenger, y todas estas acciones pretenden aumentar rápidamente la masa de usuarios activos. Se trata de una técnica de crecimiento llamada ‘Growth Hacking’, típica de los gigantes de Internet. Son estrategias de crecimiento agresivas, fundadas en acciones de bajo presupuesto y alta efectividad por el mecanismo multiplicador en el que se basan.
Facebook en esto es un especialista y todo su sistema de notificaciones, con el que nos informa de todas las actividades de los usuarios que de alguna u otra manera tienen algo que ver con nosotros o nuestra actividad en la plataforma, sirve para ello. El objetivo es generar más interacciones y por ende más tráfico, permanencia y crecimiento. Es importante conocer estos mecanismos para ser usuarios más conscientes y menos pasivos y así evitar muchos de los inconvenientes que una vida compartida esconde.
Así que, de momento y a falta de una opción que permita desactivarlas por completo, la mejor manera para evitar recibir estas molestas notificaciones o, por lo menos, reducir su cantidad, es no hacerles caso. De esta manera, el algoritmo que regula el aprendizaje automático de Facebook sabrá que no nos interesan y dejará de atormentarnos.
VIA: La Vanguardia