El Gobierno estadounidense continua la batalla comercial, al haber presentado una demanda ante la Organización Mundial de Comercio, denunciando las medidas de represalias adoptadas por la Unión Europea, China, Canadá y México, en respuesta a los aranceles que puso Estados Unidos, al acero y el aluminio.
“En lugar de trabajar con nosotros”, afirma el representante estadounidense de Comercio Exterior, “eligieron castigarnos”.
Washington considera que los gravámenes impuestos a las importaciones de esos dos metales “están justificados” para proteger la industria local y preservar la seguridad económica del país.
En este sentido, considera que la restricción impuesta se ajusta a los acuerdos internacionales suscritos por Estados Unidos con sus socios. Por eso considera que debe denunciarlo ante el organismo en Ginebra.
La Administración que preside Donald Trump interpreta, sin embargo, que la respuesta de castigo adoptada por estos países carece de justificación. Cada bloque es denunciado por separado.
El embajador Robert Lighthizer asegura que los aranceles impuestos como represalia a los productos estadounidenses “parecen violar” los compromisos adoptados en el marco de la OMC.
La lista de bienes estadounidenses sometidos a aranceles en estos países está dirigida a las industrias y regiones que políticamente son más sensibles para los republicanos en las próximas elecciones de medio mandato, en noviembre próximo. “Eligieron responder con represalias diseñadas para castigar a los trabajadores estadounidenses”, insiste el embajador Lighthizer en una nota de prensa.
“Las acciones tomadas por el presidente son totalmente legítimas”, reitera el responsable de la Oficina de Comercio Exterior.
Estados Unidos advierte de que adoptará todas las medidas necesarias para proteger sus intereses si sus socios comerciales no actúan de buena fe y de manera constructiva para resolver de una manera dialogada el exceso de capacidad que sufre el mercado global del acero y del aluminio.