Primicia Honduras.-Internautas perdieron todo contacto con José Herminio Juárez en el seguimiento que le daban a la dura travesía en busca del “sueño americano”, desde que salió en caravana de migrantes el 1 de octubre desde San Pedro Sula, en la zona norte de Honduras.
Juárez toda una figura pública en Honduras fue uno de los pocos hondureños que logró cruzar el río Suchiate hasta el estado de Chiapas en México.
Lo último que se sabe es que se alojó en una casa de migrantes en Tapachula, donde inició trámites para solicitar una visa humanitaria que le permitiría moverse libremente por México, hacia los Estados Unidos.
“Sólo me falta que me hagan una entrevista a ver como me va” dijo José Herminio Juárez el fin de semana a sus seguidores en la web, para luego referir “primeramente Dios todo me salga bien y se les ablande la conciencia para que me den la visa”.
“Pongan mi número de teléfono cuando suban video por si me quieren ayudar porque me quedé sin dinero para darle para arriba”, solicitó Juárez oriundo de la Unión, Lempira en el occidente de Honduras donde subsistía con la siembra de frijoles y maíz.
La sorpresa de los internautas es que el migrante ya no contesta su teléfono en el que aparece conectado hasta la medianoche del domingo anterior.
Su meta era viajar hasta Matamoros, una ciudad del Estado de Tamaulipas, a unos 18 mil kilómetros de Tapachula, que representa más de un día de viaje en autobús.
En el 2018 José Herminio Juárez saltó a la fama al casarse con la joven hondureña Wendy Tejada en una historia de amor mediática que acaparó la atención y se hizo viral en redes sociales.
La relación no duró mucho y terminó en divorcio, orillando a Tejada con meses de embarazo, producto de la relación con Juárez a emigrar a los Estados Unidos, donde resultó favorecida con un asilo
El caso de Juárez y Tejada es una de millones de historias que se registran en la masiva migración de hondureños, principalmente por razones económicas, seguido del temor a los brotes de violencia y la búsqueda de la reunificación familiar.
Durante el 2019, la Secretaría de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional oficializó 109,185 hondureños deportados, esa cantidad representó un nuevo récord que no se había registrado en la última década.
De la caravana que salió el 1 de octubre ya fueron retornados casi 2,000 personas, entre ellas más de 500 niños que viajaban solos.
En el Instituto Nacional de Migración (INM), reconocen que la migración irregular no se detiene durante la pandemia, en una movilidad con riesgos elevados, pero aseguran que ha bajado en un 80 por ciento en relación al 2019.
El flujo de deportaciones disminuyó un 65.4 por ciento, al cierre del tercer trimestre del 2020 en relación a ese periodo del 2019, según el Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (Conmigho).
Fueron retornados durante este periodo, 31,321 hondureños, lo que representa una disminución 59,328, comparado con los 90,649 deportados en ese periodo del 2019.
Más de un millón de hondureños viven en los Estados Unidos, la mayoría de forma ilegal. Ellos sostienen la economía con el envío de 5,500 millones de dólares, el 22 por ciento del Producto Interno Bruto de esa nación del Triángulo Norte centroamericano.