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TEGUCIGALPA. La crisis económica que genera la pandemia del COVID-19 comenzó a afectar los bolsillos de varias familias hondureñas, sobretodo de las que habitan en sectores marginales de las ciudades más pobladas del país.
Y es que aunque las medidas tomadas por las autoridades de Honduras sean necesarias para detener la propagación del Coronavirus, algunas personas tienen más miedo a morir de hambre que por la pandemia.
Hay muchos hondureños que despiertan cada día sabiendo que, a lo mejor, hoy tampoco habrá nada para comer, pues no tienen ni siquiera la oportunidad de un empleo informal.
Su día a día básicamente consiste en hacer lo que sea para ingerir cantidades tan pequeñas que no sacian su hambre.
“Necesitamos comer algo, tenemos cinco días casi de no comer”, fueron las palabras con voz de llanto de un hombre. A su vez, él reveló que antes de la crisis por Covid-19, los feligreses de la iglesia católica les regalaban dinero o comida, pero ahora, “ni los hermanos de la iglesia han venido a darnos comida”, esto por el toque de queda, dijo.
“Pero ni botes hay ya. Todo está cerrado y no nos compran botes». Esto en alusión a que no encuentran botellas porque no hay tránsito de personas que las tiran al suelo o depositan en un basurero.
Señaló también que cuando no hay otra alternativa, buscan alimento entre la basura, “pero ahora ni en la basura hay”.
El ciudadano, fue consultado ¿Cómo están haciendo para sobrevivir? el hombre, al ser consultado sobre qué es lo que está haciendo para comer, mostró que en sus manos tenía tan solo tres “yuyugas”, las cuales, al igual que otras frutas, se encontró en la calle por la zona donde está el mercado (ahora cerrado).
Niños lloran ante falta de comida
En tanto, los ciudadanos de escasos recursos económicos que habitan en un sector marginal localizado atrás de la Villa Olímpica de San Pedro Sula, hay muchos menores de edad que lloran porque en sus casas no tienen comida.
Debido a la falta de alimentos, los pequeños prefieren dormir para evitar que les de hambre, según relataron.
En esa zona de la ciudad industrial del país, las familias subsisten del trabajo que genera ingresos inmediatos como la recolección de botes así de botar cartones y basura.
Pero debido al toque queda no pueden encontrar las labores que habitualmente ejecutan.
Hasta el momento en Honduras, hay a nivel nacional un toque de queda absoluto el cual impide que las personas del comercio informal puedan agenciarse de ganancias para llevar alimentos a sus hogares.
