Conferencia Episcopal de Honduras: “Clase política está más preocupada en salvaguardar sus intereses”

“Es lamentable que, habiendo tantos problemas y necesidades en nuestro país, la clase política esté más preocupada en salvaguardar sus intereses, siguiendo caminos poco honestos y transparentes, disputándose el control en el Registro Nacional de las Personas (RNP) y en el Consejo Nacional Electoral (CNE)”, cuestionó hoy la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH).

“Ninguno de los catorce partidos políticos registrados ha sido capaz de diseñar un Plan de Nación, consensuado, sólido y realista”, agregó la CEH en su mensaje las Elecciones del Bicentenario.

LAS ELECCIONES DEL BICENTENARIO
“No pierdan la paz ni se acobarden ”, (Jn 14, 27)

Queridos hermanos,

Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.), reunidos en Asamblea Plenaria, nos dirigimos a ustedes invocando la bondad y la misericordia de Dios sobre nuestras familias y sobre nuestra amada Honduras.

Nos aproximamos a vivir unas elecciones atípicas en nuestro país, debido a diversas circunstancias, muchas de ellas dolorosas y dramáticas. Estas elecciones se dan en un contexto muy crítico, a consecuencia de una política de Estado deficiente y frustrante; a consecuencia de la Pandemia del Covid—19 y del paso de los huracanes Eta y Iota; y se dan también en el contexto histórico del Bicentenario, que invita a vivir un proceso electoral con mayor compromiso, conciencia y responsabilidad acerca del bien común, acerca del valor de la vida humana, de la salud y de la familia.

Por esta razón, los Obispos vemos la necesidad de oriental pastoralmente a la población, a fin de que ejerza libremente su voto el 28 de Noviembre del presente año.

1. Los electores
En primer lugar, exhortamos a los electores a que acudan a votar; el abstencionismo no ayuda en nada. Más bien, estamos frente a una inmejorable oportunidad para cambiar la situación y el rumbo que lleva nuestro país.

Cumplir con el deber de elector, es una responsabilidad ética, civil e histórica, que va mucho mas allä del momento de emitir el voto, pues implica un conocimiento de los candidatos, un discernimiento y una decisión personal. Es decir, no se trata de votar, sino de elegir.

Por eso, en este proceso, vale la pena que nos hagamos algunas preguntas: ¿cuáles son las motivaciones o intereses que me mueven a votar? ¿Tengo claras mis prioridades y mis principios? ¿Soy consciente de cómo me ven o valoran los candidatos?

El año pasado, fuimos testigos de la declaración de un político: “La gente, en las próximas elecciones decía—, no va a ir a votar por la cantidad de muertos que deje la Pandemia… La gente va a ir a votar por cuanto tiene en la bolsa… Eso es lo que va a mover a la gente a votar en las próximas elecciones. Es más, ni siquiera por el tema de la corrupción… La gente va a ir a votar por el tema económico”, (cita textual).

Ahora, la decisión es tuya, la tienes al alcance de tus manos. Decide en conciencia y en libertad. En repetidas ocasiones, los Obispos hemos hecho este mismo llamado: elegir en conciencia es exigir a los candidatos un Plan de Nación; elegir en conciencia es no votar por una falsa agenda política, que no responde a las necesidades reales de la población; elegir en conciencia es el resultado de no haberse dejado influir por ninguna manipulación, a favor o en contra de los candidatos; y, elegir en conciencia es votar con verdadera libertad interior por los candidatos que consideres más idóneos, lo cual significa no votar en plancha y no ceder a la tentación de vender el voto o de votar por un interés particular. Vender el voto es equivalente a vender tu conciencia y tu dignidad. Honduras no merece que vendas el voto; merece que luches y te esfuerces por un futuro mejor.

2. Los aspirantes
La doctrina social de la Iglesia nos recuerda el deber que tenemos de pensar en aquellos candidatos, en quienes vemos una aptitud real, auténtica y coherente, que los haga capaces de conducir a Honduras por los caminos de un desarrollo sostenible en paz y en justicia; es decir, personas con capacidad y voluntad para construir el bien común y defenderlo. Hoy más que nunca necesitamos candidatos con un comportamiento ético reconocido por todos, candidatos que no estén marcados por la lacra de la corrupción o el narcotráfico, que tanto daño han hecho a nuestro país.

La capacidad y la voluntad que exigimos de los candidatos, se logra únicamente cuando existe un verdadero respeto por la dignidad de la persona humana, respeto por su vida, por sus libertades, sus derechos, sus legítimas aspiraciones y por su plena realización como seres humanos. El perfil idóneo de un candidato no es el que conviene a intereses particulares, sino el que conviene y necesita un pueblo entero.

3. El gobierno
Esta 1 Jornada Electoral, desde la Constitución de 1982, debe venir a fortalecer la democracia y elevar la vida más digna, para nosotros y para las generaciones futuras. Quienes aspiran a gobernar, recuerden que son servidores públicos y están llamados a trabajar por el bien común en todo momento.

Por dignidad y por justicia, no podemos permitir que la clase política siga jugando con el pueblo, explotando y beneficiándose perversamente de su condición vulnerable, en vez de preocuparse por las causas más profundas de la migración, de la delincuencia, de la falta de salud y la deficiente educación. Es preocupante y doloroso que el índice de pobreza extrema en Honduras se haya elevado en los últimos años.

Con profunda tristeza, hemos visto el procedimiento, irresponsable, que se aplicó para enfrentar la Pandemia; procedimiento dirigido por autoridades indolentes e incompetentes. No es posible que sigamos esperando limosnas y dádivas de los demás países, para acceder a un poco de vacunas contra el Covid—19.

Como Conferencia Episcopal de Honduras, exigimos un mayor compromiso y mejores resultados en el ejercicio de gobierno y en la toma de decisiones, de parte de quienes ostentan cargos de elección popular. Y, aquellos que ahora se están postulando, deben ser muy conscientes de lo que les espera.

4. Plan de Nación
Es lamentable que, habiendo tantos problemas y necesidades en nuestro país, la clase política esté más preocupada en salvaguardar sus intereses, siguiendo caminos poco honestos y transparentes, disputándose el control en el Registro Nacional de las Personas (RNP) y en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Ninguno de los catorce (14) partidos políticos registrados ha sido capaz de diseñar un Plan de Nación, consensuado, sólido y realista.

Necesitamos con urgencia un plan nacional, a mediano plazo, que garantice un auténtico desarrollo y bienestar para todos los hondureños, prioritariamente para los más pobres, muchos de los cuales se ven obligados a emigrar; un plan que nos haga verdaderamente independientes de toda dependencia económica, política y social, en la que estamos sumergidos. Es por eso que exigimos, también por dignidad y justicia, que los partidos políticos ofrezcan a la población un Plan de Nación.

Con profunda pena, hemos presenciado unas elecciones internas realizadas en medio de abusos de poder, de corrupción y sin la aprobación de una nueva ley electoral. Fueron unas elecciones donde los problemas nacionales no merecieron ni siquiera ser mencionados en las campañas: un verdadero teatro electoral.

Al acercarse las elecciones generales, ¿podemos decir que son las “Elecciones del Bicentenario”? ¿Estamos a la altura de los acontecimientos? ¿Hacen honor estas elecciones a las fiestas del Bicentenario? Su celebración, ¿nos llenará de orgullo o nos cubrirá de vergüenza? Bueno, ¿qué es lo que vamos a celebrar en realidad?
Hermanos, aun en este contexto crítico, como hombres y mujeres de fe, estamos llamados a conservar la paz y mantener viva la esperanza, como nos invita Jesús en el Evangelio: “No pierdan la paz ni se acobarden”, (Jn 14, 27).

Somos un pueblo muy religioso. Oremos mucho al Señor, para que nuestra fe se mantenga firme y esté siempre acompañada de buenas obras. La Sagrada Escritura nos recuerda que una fe sin obras es una fe muerta {Cf. St. 2, 17). Oremos y vivamos de acuerdo a la fe que profesamos.
Dios nuestro Padre, por intercesión de Nuestra Señora de Suyapa, Patrona de Honduras, nos conceda su gracia y su amor.

Ciudad de Tegucigalpa. 10 de Junio de 2021.

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