Alrededor de 400 mil niñas, niños y adolescentes trabajan en Honduras, de los cuales el 67% se concentran en el área rural, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
Las cifras indican que en Honduras hay, al menos, 379,598 niñas, niños y adolescentes en trabajo infantil, lo que representa el 15.3% de la población con edad entre 5 y 17 años.
Se estima que de ese grupo etario, hay 334,438 niñas, niños y adolescentes que no estudian ni trabajan lo que constituye un importante grupo de personas menores de 18 años que son propensos a la migración, el trabajo infantil y sus peores formas.
Del total en trabajo infantil, el 61% solamente trabaja, es decir, están fuera del proceso de enseñanza aprendizaje mientras el 39% estudia y trabaja, lo cual se constituye en una situación de desventaja con relación a otros niños y adolescentes que solamente se dedican a estudiar.
Un dato a destacar es que el 41.9% de la niñez en trabajo infantil, lo hace por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, es decir, entre 5 y 13 años de edad.
Trabajo infantil
En Honduras, la mayor concentración del trabajo infantil se encuentra en el área rural con el 67% mientras en el área urbana se tiene el 33%, de estos el 74.4% son niños y el 25.6% niñas.
Las áreas con mayor incidencia de trabajo infantil son la agricultura, silvicultura, caza y pesca con el 50.4%; comercio por mayor y menor, hoteles y restaurantes, el 24%; servicios comunales, sociales y personales, el 9.6%; en la industria manufacturera el 9.1%; construcción 3.9%; transporte, almacenamiento y comunicaciones, el 1.4%.
A las anteriores se suman la explotación de minas y canteras, 0.8%; establecimientos financieros, seguros, bienes inmuebles y servicios el 0.5%; electricidad, gas y agua 0.2.
El ente estatal considera que el trabajo infantil es una violación a los derechos humanos fundamentales, ya que perjudica el desarrollo de la niñez, pudiendo conducir a daños físicos o psicológicos que durarán toda la vida.
Daño
“El trabajo infantil es nocivo para el desarrollo físico y mental de la niñez e incluye tareas mentales, físicas, sociales o moralmente peligrosas y dañinas para este sector en condición de vulnerabilidad, que interfieren en su escolaridad, privándolos de oportunidades de asistir a la escuela”, señala un informe del CONADEH.
En el 2015, la oficina del CONADEH, en el departamento de Valle, atendió de oficio la problemática que enfrentaban 150 niños que se dedicaban a la pesca y la recolección de curiles.
La problemática radica en que al estar estos niños desempeñando esa labor no asisten a la escuela, aun cuando se matriculan, no se presentan a clases.
Igual ocurre en los departamentos productores de café, donde se presenta constantemente la problemática que, en los municipios de la sierra, cuando hay temporada de corte, algunos padres llevan a sus hijos a trabajar, por lo que se ausentan de sus clases.
Incluso algunos se retiran en su totalidad, vulnerando, a causa del trabajo que tienen que realizar, su derecho de acceso a la educación.
OIT
En el 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el Día mundial contra el trabajo infantil para concentrar la atención en la magnitud global del trabajo infantil y en las medidas para erradicarlo.
El 12 de junio de cada año, se unen los esfuerzos de gobiernos, organizaciones de empleadores y de trabajadores, representantes de la sociedad civil, medios de comunicación y muchos otros actores en el nivel local, como escuelas y gobiernos locales, en la campaña contra el trabajo infantil.
Según un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo, establece que 246 millones de niños y niñas de 5 a 17 años trabajan, la mayoría en condiciones peligrosas.
El trabajo infantil se define como todas aquellas actividades que implican la participación de las niñas y los niños en la producción y comercialización familiar de bienes o en la prestación de servicios a personas naturales o jurídicas, que les impiden el acceso, rendimiento y permanencia en la educación o que se realice en ambientes peligrosos, que afectan el desarrollo psicológico, físico, moral o social de los niños y niñas.