Cuando el curso del Río Lindo se queda sin suelo, cae 43 metros en Pulhapanzak con suficiente caudal como para provocar un ‘rugido’ que lleva la brisa fina que se siente a cierta distancia de las cataratas.
El balneario te ofrece también una hacienda donde compartir el ordeño de vacas y la fabricación de queso y hospedaje en cabañas.
Algo menos conocido es que en el sitio hay importantes rastros precolombinos de una calzada de piedra y un plaza rodeada por 4 montículos del período clásico (600-900 a.C.)
El Río Lindo sigue su curso con algunos tramos rápidos que puedes bajar sobre un flotador gigante (river tubing) durante 2 horas.
Si buscas más aventura puedes zigzaguear hasta la catararata en una de las 12 líneas de canopy que también te llevan al bosque cercano.
Pulhapanzak, parte de la zona de influencia del Lago de Yojoa, está en la aldea de Buenaventura, a 17 kilómetros de Peña Blanca y rebosa por ese risco siempre cubierto de agua que no puedes dejar de fotografiar.
Extranjeros
Una tercera parte de las personas que visitan las Cataratas de Pulhapanzak son extranjeros, en su mayoría de Estados Unidos, Francia e incluso Australia y Suiza.
Este atractivo natural, ubicado a 18 kilómetros de Lago de Yojoa, recibe entre 3,000 y 4,000 personas al día durante la temporada alta.
“Casi el 30% de las personas que nos visitan son extranjeros y el resto turistas nacionales”, refiere Irvin Bodden, gerente administrativo del Parque Pulhapanzak.
Buena parte de los visitantes internacionales se han enterado de este destino turístico gracias a la influencia de las redes sociales.