La vulnerabilidad al cambio climático en Centroamérica se evidenció nuevamente en 2020 tras el paso de los fenómenos meteorológicos Eta e Iota, que provocaron pérdidas y daños de aproximadamente US$3,663.5 millones, con mayor afectación en Honduras, Guatemala y Nicaragua; tres de los países más vulnerables a nivel mundial según el índice de riesgo climático de German Watch (IRC).
En ese mismo año, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) respondió a la emergencia con cooperaciones financieras no reembolsables por hasta US$3.5 millones para atender a la población afectada por el paso de los huracanes en Centroamérica, Belice, Panamá y Colombia. Mientras que, en 2021, ha respaldado a los afectados por la tormenta tropical Laura en República Dominicana con US$500,000 y a la República de Haití con US$1.0 millón para atender a los damnificados por el terremoto.
Algunas de las iniciativas se han realizado de manera conjunta con aliados estratégicos como el Fondo Verde para el Clima (GFC), entre ellas: el Proyecto Corredor Seco Centroamericano y Zonas Áridas de República Dominicana que tiene como objetivo beneficiar a cerca de 3.8 millones de personas, fortaleciendo su capacidad de adaptación, incluidos los pequeños agricultores y los comerciales, así como los empresarios de las comunidades rurales.
También el Programa CAMBio II, que prevé beneficiar a 69,720 personas mediante el aumento de la resiliencia al cambio climático de las mipyme, eliminando las barreras para acceder a recursos financieros y no financieros; así como el Tren Eléctrico de Pasajeros de Costa Rica que impactará a cerca de 1.5 millones de habitantes del Gran Área Metropolitana.
Se suma también, el Proyecto Bio-CLIMA que tiene como objetivo promover la conservación y restauración forestal en la reserva natural de Bosawás y en la biósfera del Río San Juan en Nicaragua reduciendo las emisiones de CO2 en 47.3 millones de toneladas y que 665,821 personas tengan mayor resiliencia al cambio climático.
Impactos del Banco Verde de la región
Por otra parte, el BCIE tuvo capacidad para desarrollar el Programa Centroamericano de Reconstrucción Resiliente el cual fue aprobado como respuesta inmediata a los daños causados y tiene la finalidad de proveer recursos a los países para el financiamiento de proyectos que enfrenten y prevengan los desastres naturales. Consta de seis componentes: ayuda de emergencia, asistencia técnica y preparación de proyectos de inversión, programas de inversión pública y privada, bonos verdes, ESG y temáticos, y desarrollo de conocimientos.
En Honduras, 29,500 familias vulnerables y afectadas por los fenómenos meteorológicos serán beneficiadas con el Programa Reconstrucción de Vivienda Resiliente, que contará con una inversión por US$50 millones para la adquisición, reconstrucción o rehabilitación de viviendas. También permitirá financiar 26 subproyectos que incluyen obras de mitigación, reconstrucción de barrios, servicios básicos y mejoramiento de albergues en cuatro departamentos del norte y del occidente del país. Adicionalmente, más de 165,000 personas recibirán un bono para la atención de necesidades básicas.
También en Honduras, se desarrollan otras iniciativas que están relacionadas con estudios de factibilidad para ejecutar el Programa Nacional de Represas de Tierras y el estudio de prefactibilidad técnica y económica de infraestructura en la cuenca baja del río Choluteca.
Todos estos proyectos a beneficio de los centroamericanos contribuirán con la adaptación al cambio climático y, en consecuencia, con una mayor inclusión social y calidad de vida, lo cual está en consonancia con la Estrategia Institucional del BCIE 2020-2024 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030.