El confinamiento provocado por la cuarentena no solo debe ser un periodo de alerta de padres de familia para proteger de contagios a sus hijos, sino también de cuidado constante las 24 horas del día, ante el acecho de depravados contra niñas y niños.
Según fiscales del Ministerio Público (MP) y la serie de procesos penales que buscan castigo para agresores, niñas de cuatro a trece años figuran entre las víctimas de abuso sexual en diferentes sectores de Honduras.
En octubre, los investigadores han emprendido varias acciones de protección a la niñez ante el asedio constante de aberrados.
Las oficinas regionales del Ministerio Público en el norte, centro y oriente del país informan acerca de la presentación de un requerimiento fiscal, búsqueda y detenciones de decenas de violadores.
Mientras, la Dirección Policial de investigaciones ejecuta capturas prácticamente a diario.
La mayoría de abusadores son miembros de la familia del menor; si no es uno de los padres, entonces es un pariente cercano (tío o un hermano o hermana mayor) o un integrante del hogar.
En ese contexto, los padres deben estar pendientes si el niño ha tenido lesiones en repetidas ocasiones que son inexplicables o inusuales o si el menor parece retraído, pasivo, deprimido y llora mucho.
En otra característica que debe causar alerta es que el niño o niña que ha sufrido ese tipo de acciones criminales se muestra sumamente cansado y menciona que tiene problemas para conciliar el sueño y pesadillas frecuentes.
También reacciona temeroso de alguno de sus padres o de la persona que lo cuida y pasa mucho tiempo en el área de juego y parece vacilante para irse a casa luego de la escuela, como si tuviera temor de algo ahí.