Decenas de hondureños, hombres y mujeres, algunos con niños en brazos, procedentes de diferentes comunidades, salieron esta madrugada, desde la Central Metropolitana en San Pedro Sula, en busca del sueño americano en los Estados Unidos.
“Soy un testigo protegido de la masacre de 2010 en San Fernando, Tamaulipas México ,donde murieron 21 hondureños, pedí protección al gobierno de Honduras, pero no me dieron, no me queda otra que arriesgarme para ver si en México me ayudan”, dijo uno de los migrantes a quien se le omite su nombre por seguridad.
La caravana avanzaba a primeras horas, entre frio y lluvias, pese a las advertencias en Guatemala de que deben presentar la prueba PCR que demuestre que no están contagiados por el virus de la COVID-19.
El embajador de Honduras en Guatemala, Mario Fortín, alertó que la prueba PCR se trata de un requisito obligatorio que los hondureños y cualquier otro extranjero deben cumplir para el ingreso a territorio guatemalteco.
Según estimaciones, a las 4:00 de la madrugada, partieron al menos mil hondureños en grupos hacia Corinto, fronterizo con Guatemala.
Otro problema al que se enfrentaría la caravana es la xenofobia que se registra en comunidades de hermano país donde han expresado su preocupación por la amenaza que pueda representar a su salud la presencia de extranjeros.
Mientras, estos connacionales marchan hacia el norte de Centroamérica, los vuelos con deportados hacia Honduras no paran, de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores.
El Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (Conmigho), registró la deportación de 30, 318 hondureños, de ellos, 12, 407 desde los Estados Unidos,
17, 835 desde México y 526 de Centroamérica.
En los retornos desde los Estados Unidos se contabilizan 11,097 adultos y 1,310 niños, mientras, desde México han sido retornados 15,260 adultos y 2,125 menores de edad. Por su parte, de área centroamericana se contabilizan 419 adultos y 107 menores.
Las estadísticas durante el periodo del 1 de enero al 20 de septiembre, establecen que
14,031 connacionales fueron retornados en los dos primeros meses del 2020 cuando Honduras no reportaba casos activos de COVID-19.