Desde que Donald Trump ganó las elecciones, las solicitudes de asilo se han disparado en México. 5.241 migrantes han iniciado este trámite de noviembre de 2016 a marzo de este año, más del doble que en el mismo periodo de 2015 y 2016. Un incremento del 150%.
Cinthia Pérez, directora de vinculación institucional de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, COMAR, decía este miércoles que “la perspectiva que puedan tener las personas frente a un cambio de política necesariamente impacta en la conciencia de todos”.
La mayoría de solicitantes son migrantes centroamericanos, personas que salieron huyendo de la violencia en Honduras y El Salvador. En todo 2016, el 91,6% de las peticiones de asilo fueron, de hecho, de ciudadanos de estos dos países más Guatemala.
Paulo Martínez, de la organización Sin Fronteras, que trabaja con migrantes desde la Ciudad de México, explica que aunque el aumento es importante, “es una tendencia que empieza en 2013 y más a partir de 2015. El incremento”, dice, “ya se preveía el año pasado”.
De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Gobernación, el número de solicitudes de asilo en México creció de 1.296 en 2013 a 8.781 en 2016. El total de esos años fue de 15.638, de las que se aceptaron 4.561. Para este año, la predicción de la COMAR es que el número de peticiones ascienda a 22.000.
Salva Lacruz, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, que funciona en Tapachula, en la frontera con Guatemala, dice que la demanda ha aumentado porque la situación no mejora en el triángulo norte de Centroamérica. “El desplazamiento forzado es inevitable allá”, dice, “las salidas por el sur, hacia Nicaragua y Costa Rica, todavía no se ve como una solución. Y México se ha convertido cada vez más en una opción porque antes los caminos para solicitar asilo estaban bloqueados, pero ahora se están empezando a desatar”.
En el buen camino
En un informe presentado en marzo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, las organizaciones que defienden los derechos de los migrantes en México admitieron que la actitud del Gobierno ante los solicitantes de asilo ha mejorado. Acompañados de Acnur, la agencia de la ONU que apoya a los refugiados, la COMAR implementó un programa que autoriza la salida de los solicitantes de asilo de los centros de detención. Ya no tienen que esperar encerrados a que resuelvan su petición.
Sin embargo, el texto critica la discrecionalidad de los agentes de migración para decidir quién se queda y quién se va. “No son aislados los casos”, lee el texto, “en que la COMAR reconoce que la persona solicitante ha sido víctima de amenazas y luego se le niega la solicitud (…) No hay un desarrollo argumentativo coherente congruente entre los hechos del caso, la información objetiva y las decisiones que se adoptan”.
Fuente: El País