Un día como hoy, hace 220 años, los garífunas llegaron a Honduras.
Más de dos siglos después, sus comunidades siguen siendo víctima de profundas inequidades que no les ha permitido alcanzar su plena realización.
Las actividades de conmemoración de la presencia garífuna en el país, dieron inicio en las primeras horas de este domingo con una misa oficiada en su lengua.
La celebración está dirigida por los Buyeis o chamanes. Que empiezan la ceremonia con ritos de purificación, que son seguidos por reconstrucciones históricas. Además de conciertos, canciones, desfiles, misa, un momento para descansar, y termina con una noche de conciertos y festejos.
Garífunas congregados en zona costera
Los miembros de dicha etnia están congregados especialmente en Tela, La Ceiba, Trujillo, Puerto Cortés, Punta Gorda, Santa Rosa de Aguán, Iriona y Roatán.
Estos pueblos permanecen excluidos de la influencia externa de la tecnología y el progreso. Sus casas están construidas como se hacía antiguamente, de caña y hojas de palmera. Aunque más recientemente las han renovado hasta incluir bloques de concreto.
Dependen de la pesca, que llevan a cabo usando sedales manuales, redes y canoas ahuecadas. Muchos de los pueblos son autosuficientes, y casi ningún garífuna desperdicia lo que la naturaleza le ofrece.
Mucho de la agricultura local está incorporado en sus dietas y platos. La machuca, es una comida hecha de plátanos verdes pisados con sopa de leche de coco, pescado frito. Como también panes tradicionales como cassava, bollitos, pan de banana y de calabaza.
Los Garífunas también son muy dados a preparar cocteles y combinar la música con el baila y las ceremonias propias de su cultura.