TEGUCIGALPA.Las delegaciones de Estados Unidos y Ruisa, reanudaron este lunes en Viena, diálogos en torno al último acuerdo de desarme y control de armas nucleares, negociaciones amenazadas por la insistencia de Washington de incluir a China, que se rehúsa a unirse al pacto argumentando que su arsenal atómico es mucho menor que el del Kremlin y la Casa Blanca.
Sin muchas esperanzas. Así comenzaron las negociaciones, este lunes 28 de junio, entre el representante estadounidense para asuntos de desarme Marshall Billingslea, y el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Riabko, sobre la que sería la tercera prorroga del New Start o Tratado de Reducción de Armas Estratégicas.
Sin embargo, los ánimos en la capital austriaca no parecen dar ninguna luz de esperanza. La Administración Trump insiste en que China también debe sumarse a un diálogo que durante décadas ha sido bilateral.
Por su parte, China, cuyo arsenal nuclear se expande rápidamente, dice que su armamento sigue siendo muy inferior al que poseen las dos potencias y se ha rehusado a sumarse al acuerdo, en medio de múltiples tensiones con el presidente Donald Trump.
Rusia, mientras tanto, ha propuesto simplemente prorrogar el New Start para dar más tiempo a negociar. El embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, dijo ser “bastante pesimista”.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, llega a una reunión con el enviado especial de los Estados Unidos, Marshall Billingslea, en Viena, Austria, el 22 de junio de 2020.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, llega a una reunión con el enviado especial de los Estados Unidos, Marshall Billingslea, en Viena, Austria, el 22 de junio de 2020.
Actualmente, según el último informe del Instituto Internacional de Investigación de Paz de Estocolmo (Sipri), Washington tiene en 2020 unas 5.800 ojivas nucleares y Moscú unas 6.375, al tiempo que China dispone de 320, Francia 290 y el Reino Unido 215.
Ante estas cifras y la poca esperanza, Daryl Kimball, director ejecutivo de un centro de control de armamento de Washington, dijo que la insistencia de Estados Unidos por incluir a China puede tener otra intención.
“La única conclusión a la que llego es que Marshall Billingslea y la administración Trump no quieren prorrogar el New Start y apuestan a exponer el desinterés de China (…) como excusa para permitir que caduque el New Start”, estimó en una entrevista para Reuters.
De acuerdo con los expertos presentes en Viena, Rusia respondió a la idea de Washington de sumar a China, proponiendo que también participen aliados estadounidenses como Francia y Gran Bretaña.
La última prorroga fue firmada por el presidente Barack Obama en 2010, limita el número de armas nucleares estratégicas de Rusia y Estados Unidos a un máximo de 1.550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos en aire, tierra o mar.
El New Start, que se inscribe dentro del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, por sus siglas en inglés) de 1968, es considerado por los expertos como la herencia de la Guerra Fría.
Marshall Billingslea, Enviado Presidencial Especial de los Estados Unidos para el Control de Armas, llega a la reunión entre Estados Unidos y Rusia en el Palacio Niederoestereich en Viena el 22 de junio de 2020.
Marshall Billingslea, Enviado Presidencial Especial de los Estados Unidos para el Control de Armas, llega a la reunión entre Estados Unidos y Rusia en el Palacio Niederoestereich en Viena el 22 de junio de 2020.
¿Será este el final de una era de control de armas?
Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca en 2016, el mandatario norteamericano ha retirado a Estados Unidos de tres acuerdos internacionales de desarme: el acuerdo nuclear iraní, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) y el Tratado de Cielos Abiertos sobre verificación de movimientos militares y limitación de armas.
La poca flexibilidad de Washington sobre la prorroga del New Start “sugiere que la era de control bilateral de armamento entre Rusia y Estados Unidos, podría estar terminándose”, asegura Shannon Kile, analista de un instituto de investigaciones geopolíticas de Estocolmo.
Los aliados occidentales están presionando a Estados Unidos para que extienda el tratado, mientras que el Kremlin insinúa que la poca flexibilidad de Washington para negociar alude a la intención de la administración Trump de abandonar otro pacto.
VIA:FRANCE24