Los bostezos surgen de manera involuntaria como muestra de cansancio, aburrimiento o hambre. Tienen un poder contagioso, que los transforma en un extraño fenómeno que se transmite de boca en boca. Aunque en ciertas situaciones se lo considera como una falta de respeto, resulta muy difícil intentar evitarlo.
La enorme dificultad de resistirse a los bostezos llamó la atención de un grupo de investigadores de la Universidad de de Nottingham, en Reino Unido, que pusieron en marcha un estudio experimental, poniendo como objetivo entender por qué son contagiosos e inevitables.
En los resultados publicados en la revista especializada Current Biology explicaron el mecanismo que desencadena dicha reacción.
La causa
Es un reflejo primitivo en la corteza motora primaria: se produce al activarse automáticamente un área del cerebro responsable de los movimientos del cuerpo.
Stephen Jackson, profesor de neurociencia cognitiva y líder del estudio, explicó que se trata de un ecofenómeno, la imitación automática de las palabras (ecolalia) y las acciones (ecopraxia) de otra persona.
VÍA: Globovisión