Han pasado ya 15 días desde el asesinato de Juan Bautista Silva Ventura, de 69 años, y su hijo Antonio Silva en Las Botijas, Villa de San Antonio, Comayagua. La falta de avances claros en las investigaciones y la nula respuesta de las autoridades mantienen a la familia en un estado constante de angustia e incertidumbre.
“Me gustaría que el caso de mi papá siga siendo noticia, que su muerte siga siendo investigada y que se haga justicia lo más pronto posible. Esperamos que la ley nos ayude y dé con el paradero de los responsables”, expresó Selvin Ventura, hijo de Juan Bautista Silva, quien sigue esperando respuestas concretas de las autoridades, pero hasta el momento la Policía Nacional no ha brindado detalles sobre los responsables.
El asesinato de padre e hijo ocurrió después de que ambos denunciaran públicamente la tala ilegal de bosques en la zona. El 26 de febrero, ambos fueron reportados como desaparecidos tras dirigirse a inspeccionar un área donde, según sus denuncias, se realizaba un corte ilegal de madera.
El dolor y la preocupación de la familia aumentaron cuando, al día siguiente, el 27 de febrero, los cuerpos de Juan y Antonio fueron hallados en el Cerro La Cruz, fragmentados y presuntamente asesinados con el mismo equipo utilizado para talar árboles.
Familiarias piden justicia
“El Ministerio Público ha sido la única institución que ha estado en comunicación conmigo. Me dijeron que la investigación sigue en marcha y que siguen buscando pruebas”, explicó Selvin Ventura, mientras la impotencia se apodera de su voz. A pesar de la información proporcionada por las autoridades, la incertidumbre persiste.
Los familiares de Juan Silva también han denunciado que los restos de Juan fueron enterrados sin partes de su cuerpo, lo que aumenta la angustia y la desesperación de la familia.
El caso sigue sin esclarecerse y, mientras la investigación avanza lentamente, los familiares temen que este crimen quede en la impunidad. La familia de Juan Silva continúa exigiendo justicia, y su lucha por encontrar a los responsables de este terrible crimen sigue viva, con la esperanza de que la voz de los defensores ambientales no sea silenciada.