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TIJUANA.- Este martes decenas de migrantes de la Caravana en su mayoría hondureños entregaron una carta al Consulado de Estados Unidos dirigida al presidente Donald Trump, cuyo contenido fue compartido con medios de comunicación.
La misiva comienza comienza saludando al presidente estadounidense en nombre de «los integrantes de la Caravana Migrantes Hondureños y demás países de Centroamérica».
Señala que «de la manera más respetuosa» se le solicita el libre ingreso a los miembros del éxodo a territorio de Estados Unidos, detallando que se trata de un conglomerado de mujeres, niños y hombres que huyen de la pobreza, inseguridad y represión en Honduras.
Responsabiliza de tal situación al «gobierno dictatorial de Juan Orlando Hernández», así como a la «injerencia económica, política y militar» que Estados Unidos «ha venido ejerciendo por más de 100 años» en Honduras y otros países centroamericanos.
Refiere que si Donald Trump no quiere más migración en Estados Unidos debe poner fin a dicha «injerencia» y sacar las 13 bases militares y empresas extractivas «que ofenden y saquean nuestro suelo patrio».
Asimismo, los hondureños piden que «se lleve a Juan Orlando Hernández», actual presidente de Honduras, y les entregue 50 mil dólares a cada uno para regresar a sus países de origen.
Detalle de la carta
La carta detalla que los migrantes creen en «un diálogo abierto y respetuoso», pero ofrecen 72 horas para que sean respondidas sus peticiones por el gobierno de Estados Unidos.
«Deseando de todo corazón que su respuesta sea positiva, le agradecemos nos brinde asilo para proteger nuestra seguridad o nuestra vida», finaliza la misiva, agregando que de Trump «depende el mejor desenlace de esta crisis humanitaria como resultado de la dictadura en Honduras».
Está firmada por «Caravana migrantes hondureños».
Los migrantes se unieron esta mañana para marchar con rumbo al Consulado de Estados Unidos en Tijuana, donde un representante, de nombre Alfonso Guerrero Ulloa, ingresó al edificio y entregó la carta a un funcionario estadounidense.
Todo se desarrolló de manera pacífica bajo la vigilancia de agentes de la Policía Federal y Municipal; posteriormente los centroamericanos regresaron al albergue El Barretal.
